A sus 24 años, la destacada badmintonista, puesto 79 en el ranking mundial, se ha consolidado como una de las mayores exponentes nacionales de su disciplina. A inicios de mayo último, clasificó oficialmente a los Juegos Olímpicos de París 2024, donde debutará con la ilusión de traer una medalla para el Perú después de 32 largos años. En diálogo con Departe, la seleccionada nacional revela sus planes de preparación con miras a la cita multideportiva y las claves de su ascenso a la élite de un deporte cuya pasión lleva en la sangre.
La badmintonista peruana Inés Castillo Salazar cerró su participación en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 con un sabor agridulce. A pesar de su intensa preparación física previa a la competencia, quedó eliminada en los cuartos de final de las pruebas de singles y dobles femenino, aunque pudo redimirse con una medalla de bronce que logró junto con su compañero José Guevara en la modalidad de dobles mixtos, tras caer en semifinales ante la dupla canadiense conformada por Alexander Lindeman y Josephine Wu.
Si bien no pudo lograr la ansiada presea de oro, Inés ya había hecho historia: no solo contribuyó al retorno del bádminton peruano al podio del evento tras ocho largos años, sino que también aseguró su cupo para los Juegos Olímpicos de París 2024, la mayor cita multideportiva del mundo. La sorpresiva noticia fue confirmada ese mismo día por el presidente de la Federación Deportiva Peruana de Bádminton, quien le notificó a Inés que había sumado un puntaje clasificatorio con varios meses de anticipación al cierre de su ciclo olímpico (de mayo de 2023 a mayo de 2024).
No obstante, el anuncio oficial recién llegó la primera semana de mayo último, cuando la Federación Mundial de Bádminton (BWF, por sus siglas en inglés) confirmó que Inés había clasificado en el puesto 28 de su lista, que incluye en total a 35 deportistas de todo el mundo en la rama femenina.
“Estoy muy emocionada por haber logrado este objetivo que tenía desde hace tiempo. Este logro significa mucho para mí porque es algo para lo que he venido trabajando no solo durante este ciclo olímpico, sino desde años atrás. Este es un proceso largo. Cuando por fin llegó en mayo la invitación oficial de la Federación Mundial de Bádminton, fue un gran alivio para mí poder decir que oficialmente ya estaba clasificada a las Olimpiadas”, expresó Inés Castillo en diálogo con Departe.
Planes para una cita olímpica
La competencia de bádminton en París 2024 se llevará a cabo del 27 de julio al 5 de agosto en la Arena Porte de la Chapelle de la capital francesa. Curiosamente, este deporte de raqueta fue incluido al programa olímpico en Barcelona 1992, la misma edición en que la delegación peruana obtuvo por última vez una presea olímpica, cuando el tirador Juan Giha se quedó con la plata en la modalidad Tiro Skeet. Ahora, la esperanza de colocar al Perú otra vez en el podio olímpico se renueva con Inés, quien será la segunda representante nacional consecutiva de bádminton tras la participación de Daniela Macías en Tokio 2020.
Como parte de su preparación con miras a los Juegos Olímpicos, Inés planea competir en dos importantes torneos internacionales: el SATHIO GROUP Australian Open 2024, que se celebrará en Sídney del 11 al 16 de junio, y el YONEX Canada Open 2024, que tendrá lugar en Calgary del 2 al 7 de julio. Ambos eventos forman parte del BWF World Tour Super 500, un circuito de siete torneos a nivel global que reúne a los mejores jugadores del mundo en las ramas femenina y masculina.
Al margen del resultado, los principales objetivos de Inés en estos torneos preparatorios son recuperar su ritmo de competencia y medir su rendimiento en la élite mundial de la disciplina para llegar en óptimas condiciones a la cita olímpica. “Me propongo hacer un partido de igual a igual con quien me toque, sea de una llave accesible o no, pues este nivel es lo más cercano que voy a encontrar en París”, apunta la deportista.
Como integrante del programa París 2024 del IPD, el costo total de su viaje y alojamiento en el extranjero será subvencionado por esta institución, tal como en el resto de torneos en los que participó durante su ciclo olímpico, entre los que destacan el XXVIII Campeonato Mundial de Bádminton, celebrado en Copenhague, Dinamarca; y el Lagos International Classics 2023, realizado en la ciudad de Lagos, Nigeria.
A menos de cincuenta días para el inicio de París 2024, Inés afirma que definirá su estrategia técnica en función de los resultados del sorteo de fase de grupos a realizarse en julio, tras el cual conocerá a sus rivales directos. “Todavía estamos esperando a ver con quién me va a tocar en el grupo porque de eso depende qué tanto pueda avanzar en el torneo. Serán grupos de tres o cuatro personas. Dependiendo de quién me toque me voy a plantear objetivos más específicos, pero todavía no me puedo adelantar”, sostiene la deportista.

Una vida de retos y sacrificios
Desde mediados de mayo, poco después de cerrar su ciclo olímpico, Inés acude cada mañana al complejo deportivo de la Videna, ubicado en el distrito limeño de San Luis. Allí no la esperan sus compañeros de selección ni sus entrenadores, como de costumbre, sino un equipo de especialistas en medicina deportiva del Centro Biomédico del IPD, quienes dirigen su terapia de recuperación física en unas instalaciones de última generación inauguradas recientemente por el Proyecto Especial Legado.
A inicios de abril pasado, la deportista sufrió un desgarro parcial del hombro derecho a causa de la sobrecarga muscular y la alta exigencia física que demanda el bádminton, considerado el deporte de raqueta más rápido del mundo. Desde entonces, para aliviar sus músculos y desinflamar sus articulaciones, realiza una serie de ejercicios regenerativos en diversas máquinas de rehabilitación y, luego, vestida con short y polo, ingresa a una cámara de crioterapia —o tratamiento con hielo—, en la que soporta, por varios minutos, temperaturas por debajo de los -100 °C, un frío más extremo que el de cualquier región polar del planeta. Unos guantes y una gorra polar constituyen su única protección.
Al igual que los torneos más duros del bádminton, esta experiencia pone a prueba su gran resistencia física y, sobre todo, su aplomo, resiliencia y fuerza de voluntad, más aún tras la llegada del otoño y el frío cada vez más intenso que invade la capital peruana junto a la neblina y la humedad. “Es horrible porque te mueres de frío y tienes que entrar a un lugar aún más frío; cuando sales no es como en el verano que salías calientito”, recuerda Inés.
A pesar de ello, la deportista destaca la relevancia de este Centro Biomédico, dotado de modernos laboratorios y tecnología de última generación aplicada a las ciencias del deporte: “Los deportistas estamos muy agradecidos con este recinto porque nos permite tratar mejor nuestras lesiones. Los aparatos son de primera, tienen un montón de máquinas y procesos como los de crioterapia para poder ayudarnos a recuperar y poder llegar en óptimas condiciones a todas las competencias”.
Bajo la asesoría de expertos en nutrición deportiva del IPD, Inés complementa su tratamiento médico con una dieta balanceada y rica en nutrientes que favorecen su regeneración muscular y le ayudan a mantener un peso saludable. Urgida por el deseo de acelerar su proceso de recuperación física y retornar pronto a las canchas, la deportista prioriza el descanso de su cuerpo y, a menudo, sacrifica reuniones familiares o paseos con sus amigos más cercanos, de quienes se distanció un poco durante el último año debido al peregrinaje que realizó en el extranjero como parte de su ciclo olímpico.

La formación de una comunidad deportiva
A menos de cien metros del Centro Biomédico, en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de la Videna, se erige el imponente coliseo Polideportivo 2, administrado por el Proyecto Legado. Allí, Inés entrena habitualmente junto a sus compañeros de selección desde su flamante inauguración en diciembre de 2014, un año después de la histórica designación de Lima como sede de los Juegos Panamericanos de 2019.
Este coliseo es uno de los más modernos de Sudamérica. Con una superficie de 11.500 m², una perfecta iluminación, áreas residenciales y una moderna infraestructura adaptada a la práctica del bádminton, ha sido escenario de importantes torneos nacionales e internacionales como el Perú International 2021 o el Perú Challenge 2023. Para Inés este lugar representa, además, el hogar de su segunda familia: la selección peruana de bádminton.
Esta última se divide en diferentes modalidades (bádminton y parabádminton) y categorías por edad —desde junior hasta senior— que tienen horarios específicos de entrenamiento. Pero dado que el coliseo es compartido con seleccionados de otras disciplinas —como judo, karate o tenis de mesa—, muchas veces los jugadores de bádminton coinciden en la pista del Polideportivo y comparten de mutuo acuerdo sus horarios de entrenamiento, propiciando un valioso intercambio generacional y una sana competencia interna que impulsa su nivel de competitividad y contribuye a forjar un sentido de comunidad más amplio en beneficio de su deporte.
“Yo creo que hoy en día todos los deportistas peruanos de bádminton somos muy unidos. Al entrenar con todo el equipo se ha formado una comunidad. Compartimos horarios con los de parabádminton y también los juniors, por lo que de vez en cuando juntamos nuestro horario con los suyos para poder jugar partidos y realizar diferentes actividades. Todo ello promueve un apoyo mutuo, un ambiente de respeto y un deseo de mejoría mutua”, resalta Inés.
Con grandes exponentes olímpicos (Daniella Macías y José Guevara) y paralímpicos (Giuliana Póveda y Pilar Jáuregui), el bádminton es uno de los deportes que más éxitos internacionales ha traído al Perú durante los últimos años. Esta bonanza se debe, en gran medida, al apoyo económico del IPD y un continuo recambio generacional que, según Inés, contribuye también a la masificación y popularización de su disciplina.
A inicios de la década pasada, el bádminton era todavía un deporte poco conocido y casi exclusivamente limeño, pero en los últimos años, gracias al trabajo de descentralización liderado por la Federación Deportiva Nacional de Bádminton, su práctica se ha extendido a provincias como Arequipa, Ayacucho, Piura y Tingo María, donde han proliferado los clubes deportivos y torneos de alto nivel con distintas modalidades y categorías.
“Ahora solo falta que de esos nuevos lugares donde podemos encontrar bádminton salgan buenos jugadores. Como recién está empezando esta masificación, todavía el nivel es relativamente bajo, pero de todas maneras eso va a dar frutos en un futuro lejano”, opina Inés, quien ha tenido la oportunidad de competir en varios torneos de provincias y conocer de cerca el nivel de sus jugadores.

El legado de una pasión
La pasión de Inés por el bádminton surgió desde muy pequeña, cuando veía entrenar a su padre en el coliseo deportivo del histórico Club de Regatas Lima, ubicado en el Malecón de Chorrillos, frente a las playas del Pacífico. En su juventud, Gonzalo Castillo Guzmán, padre de Inés, fue un deportista calificado de alto nivel (DECAN), seleccionado nacional y campeón sudamericano, que a su vez heredó la pasión de su madre por el bádminton a corta edad.
El amor por las raquetas, por lo tanto, no tardó en aflorar en la pequeña Inés. A los 10 años, comenzó su etapa formativa en la academia de bádminton del Club de Regatas Lima, donde destacó rápidamente por su talento y disciplina. A los 12 años, luego de superar una rigurosa prueba de preselección, fue admitida en la selección peruana, donde permanece hasta hoy, siendo una de sus máximas exponentes.
Desde entonces, su padre se desempeñó como su principal asesor y entrenador deportivo personalizado. “Era el más entusiasta a enseñarme, a que mejore y que me inscribiera en campeonatos o circuitos. Yo creo que gracias a él pude adaptarme a este ritmo de competencias desde tan chiquita”, recuerda Inés.
En el ámbito deportivo, la deportista afirma que esta relación estrecha con su padre se mantiene hasta la fecha, siendo una pieza clave de su éxito deportivo. “Él siempre está al tanto de todo: de los puntos o a qué campeonatos debería ir y a cuáles no. Cuando inició el ciclo olímpico, él sabía mucho más que yo acerca de qué tantos puntos iba a sumar o a quiénes podía pasar en la tabla de clasificación si yo iba a tal campeonato. Él me orientó con todo esto y ha sido de gran ayuda”, detalla Inés.
El club de su vida
Fuera de sus horarios de entrenamiento, la pequeña Inés acudía al coliseo deportivo del Club de Regatas Lima para ser testigo privilegiada de los reñidos duelos entre Claudia Rivero y Christina Aicardi, las mayores referentes del bádminton peruano en aquella época, cuya rivalidad deportiva, en su pináculo, era comparada por los fanáticos de este deporte de raqueta con el superclásico del fútbol entre Alianza Lima y Universitario de Deportes. En medio de su ferviente admiración por ambas deportistas, Inés no imaginó que, años más tarde, Christina Aicardi, una de sus mayores ídolos, se convertiría en su entrenadora de selección y una de las personas más cercanas en su carrera deportiva.
Otra persona entrañable que conoció en dicho club fue Paula La Torre, una joven promesa de su misma edad, con quien formó un poderoso dúo, tanto en competencias nacionales como internacionales, y una amistad íntima —dentro y fuera de las canchas— que perdura hasta hoy. A nivel de selección, uno de los mayores logros de esta promisoria dupla fue la medalla de oro obtenida en los Juegos Bolivarianos de Valledupar 2022, donde el equipo peruano cosechó otras tres preseas de oro, dos de plata y tres de bronce.
La profunda amistad que trabó con Paula ha sido un pilar fundamental de su éxito deportivo, asegura Inés. “Yo creo que es algo súper importante, porque si no tienes una buena relación con esa persona simplemente no puedes fluir en la cancha, no puede haber una conexión o una atmósfera en la que se entienda uno con el otro. Yo creo que eso también nos ayuda un montón”, explica.

Los sacrificios de una doble vida
A los 17 años, tras egresar del colegio, Inés dio el salto profesional al bádminton y, en paralelo, comenzó a estudiar la carrera de Diseño y Gestión en Moda en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Sin embargo, como su prioridad era el deporte, tuvo que avanzar con sus estudios a un ritmo más lento, llevando menos cursos por ciclo y organizando sus horarios en función de su calendario de competencias y entrenamientos. Fue así como recién pudo egresar a finales del 2023.
Más allá de lo anterior, Inés asegura que no sorteó mayores obstáculos para conciliar el deporte con los estudios, pues su universidad le brindó todas las facilidades para entrenar y participar en múltiples competencias internacionales, entre ellas, los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde debutó con solo 19 años y finalizó en una meritoria novena posición de la prueba individual femenina.
El poder de la mente
Con más de 10 mil espectadores, las cuatro tribunas del estadio Royal Arena desbordan de euforia esta cálida noche de agosto en Copenhague, la capital de Dinamarca. Tras el sorteo de las llaves, ya está en marcha la primera ronda de la prueba femenina individual del Campeonato Mundial de Bádminton 2023, que organiza la BWF desde 1977. Una canción de Shawn Mendes suena en los parlantes, anticipando el siguiente duelo. Frente a la gigantesca pantalla curva instalada sobre el escenario, que proyecta la bandera danesa, la presentadora del evento anuncia con júbilo a la representante local.
Entre gritos eufóricos y aplausos del público, Line Christophersen, de 24 años, hace su entrada triunfal en el escenario emergiendo del foso sobre una pequeña tarima ascendente de forma cuadrangular. Con su raqueta en mano y su bolso deportivo colgado en el hombro izquierdo, saluda efusivamente a sus fanáticos mientras baja por la escalera de caracol camino de una de las pistas del área central, donde ya compiten en simultáneo otros participantes.
Detrás de ella, los reflectores apuntan ahora a Inés Castillo, quien entra en escena bajo el mismo protocolo, pero en medio de una atmósfera muy distinta: caminando con el rostro adusto, ligeramente cabizbaja, es recibida con pifias, algunas risas solapadas y, en general, con aplausos menos enérgicos que antes. “En Dinamarca, el bádminton se vive con la misma pasión que el fútbol”, pensó Inés, quien estaba a segundos de debutar en el torneo más importante de su carrera deportiva y nada menos que ante la representante local, una de las candidatas al título.
El partido culminó con una ajustada victoria de Christophersen, quien se impuso con marcador de 21-15 en ambos sets. A pesar de su temprana eliminación, Inés quedó satisfecha con su rendimiento, pues demostró su experiencia al manejar con aplomo la presión del público y exigir lo mejor de su contrincante. “En ese campeonato me concentré bastante y me pude enfocar en el momento presente. Eso creo que me ayudó a poder lidiar con todas estas presiones”, explica Inés.
Bajo esa misma fórmula, la badmintonista logró la medalla de oro en la prueba de singles femenino de los Juegos Valledupar 2022, tras remontar varios partidos y vencer en la gran final a la representante colombiana, otra vez bajo una gran presión del público local, sumado al sofocante calor del verano caribeño. En este evento, Inés alcanzó la cúspide de su carrera deportiva al obtener un total de cuatro medallas de oro en las modalidades de individual, dobles femenino, dobles mixto y equipos mixtos.
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Por el momento, Inés afirma que no se ha trazado metas deportivas a largo plazo, pues su única prioridad es llegar en óptimas condiciones a los Juegos Olímpicos, donde aspira superar la marca de su compañera Daniella Macías y alzar una medalla para el Perú después de 32 largos años. Sin embargo, no descarta participar en los Juegos Panamericanos de Lima 2027 y ejercer en paralelo su profesión de Diseño y Gestión en Moda.
Por último, Inés comparte un consejo a las nuevas generaciones de deportistas que aspiran a seguir sus pasos: “El trabajo duro, la disciplina y los entrenamientos siempre darán frutos. No hay ningún secreto perfecto para un deportista. Creo que si aprenden a manejar la presión y disfrutar cada nuevo progreso, que es lo más importante, podrán llegar muy lejos”.
Con esa férrea voluntad y determinación, la joven badmintonista dio sus primeros pasos en el deporte que ama, se levantó con pundonor tras las incontables caídas y, dentro de unas semanas, dará el gran salto de su carrera deportiva, orgullosa de representar otra vez al Perú y ansiosa por dejar en alto sus colores.
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