Adam Haj Yahia, activista LGTBTIQ+ y defensorx de la liberación palestina, ha compartido su experiencia como persona queer en Palestina y su lucha por la identidad en un contexto de violencia que se remonta a 1948. Asimismo, es importante hacer un recuento sobre la situación actual de mujeres, infancias y adolescencias, la población más afectada por este genocidio.
Más de 100 días han transcurrido desde el inicio del genocidio en la Franja de Gaza, con un saldo trágico de más de 24,000 personas fallecidas a causa de las acciones militares de Israel. En este contexto de violencia prolongada, Haj Yahia, escritorx, artista, curadorx y activista por los derechos LGTBTIQ+ y la liberación de Palestina, ha compartido sus vivencias como persona queer en dicho país árabe, así como su lucha por la identidad y la liberación. A continuación, presentamos algunas de sus reflexiones para luego dar cuenta de la situación de otras poblaciones vulnerables.
Haj Yahia indica que, durante su infancia, uno de los mayores desafíos para entender su identidad de género fue la realidad de ser palestinx. Sus experiencias de infancia y adolescencia han estado marcadas por el asedio continuo, lo que ha intensificado la vulnerabilidad interseccional en la construcción de la identidad y el territorio.
A pesar de las dificultades impuestas por la colonización y el genocidio, Haj Yahia destaca que la identidad queer palestina sigue resistiendo y evolucionando. Durante mucho tiempo, creyó que las personas LGTBT+ no tendrían la posibilidad de llevar una vida digna en Palestina, pero ahora observa que la resistencia y la búsqueda de una vida plena persisten.
La situación actual en Gaza y quiénes la enfrentan en primera línea
Actualmente, la mayoría de las víctimas de los ataques en Gaza son mujeres, niñas y niños. Los bombardeos constantes a hospitales, escuelas y viviendas han exacerbado una crisis humanitaria prolongada. Esta situación crítica plantea interrogantes sobre la perspectiva de género en el contexto socioambiental, político y de salud.
La pobreza, que afecta a más de la mitad de la población de Gaza, agrava aún más las condiciones. La falta de acceso al agua, combustible y alimentos limita la capacidad de las mujeres para actuar como líderes comunitarias y mitigar los daños en los hospitales. Además, las mujeres y adolescentes enfrentan riesgos adicionales, como la violación de sus derechos a la salud menstrual. La falta de productos adecuados ha llevado a muchas a usar pastillas como la noretisterona, lo que puede causar efectos secundarios graves y aumentar el riesgo de infecciones.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha documentado numerosos casos de violencia sexual contra rehenes en Gaza, incluidos informes de violaciones perpetradas tanto por miembros de Hamás como del ejército israelí. El informe de la ONU revela que mujeres y niñas palestinas detenidas han sufrido múltiples formas de agresión sexual.
Finalmente, la Corte Penal Internacional (CPI) ha acusado a las tropas israelíes de cometer actos de violencia de género, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
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