
A pocos días de la esperada gala de los premios Oscar 2025, la expectativa por los ganadores sigue en aumento. Entre las cintas más comentadas se encuentra Emilia Pérez, la cual narra la historia sobre la transformación de un líder de un cartel mexicano en su búsqueda por una nueva vida como mujer, con la ayuda de una abogada.
La película, dirigida por el francés Jacques Audiard, cuenta con trece nominaciones a la próxima edición de los Oscar, lo que la convierte en la película de habla no inglesa con más nominaciones en la historia. Además, también está presente en los premios César y Bafta, y ha ganado múltiples galardones en el Festival de Cannes, los Globos de Oro, el Festival de Cine de Estocolmo, Women Film Critics Circle Award, los Premios del Cine Europeo, Lumiére y Goya.

Críticos extranjeros y figuras importantes de la industria cinematográfica como Guillermo del Toro, James Cameron, Taylor Hackford, entre otros, han elogiado la película llamándola “atrevida” o incluso “obra maestra”. Sin embargo, la audiencia latinoamericana, especialmente la mexicana, ha tenido una opinión totalmente contraria, la cual se puede desglosar en varios factores.
En primer lugar, se ha criticado fuertemente la ausencia de mexicanos en la realización del guion, el equipo de producción y el elenco principal de actores que solo cuenta con la participación de Adriana Paz. Las protagonistas son Karla Sofía Gascón, de España, Zoe Saldaña, estadounidense de origen dominicano y Selena Gómez, estadounidense con ascendencia mexicana que ha sido duramente juzgada por su pobre manejo del idioma español.

La película fue grabada en los estudios Bry-sur-Marne de Francia debido a facilidades económicas y el director afirmó que el equipo visitó México “unas tres o cuatro veces” para tomar referencias. Sin embargo, la audiencia considera que el producto final muestra una visión muy artificial y estereotipada del país, tanto en la trama, escenarios y diálogos, los cuales incluyen expresiones que en realidad la gente no utiliza.
A ello, defensores de la película han argumentado que Emilia Pérez “es una ficción, no un documental”, por lo que no es correcto exigirle precisión histórica, pero la población mexicana ha resaltado que el guion aborda una problemática grave y vigente en el país, lo que dirige al siguiente punto.

Emilia Pérez trata el tema de la violencia y los desaparecidos por narcotráfico de una forma que se considera insensible y desinformada, ya que no representa la verdadera lucha de quienes buscan incansablemente a sus seres queridos. La realidad de esta situación es que muchas personas investigan por su cuenta y sin apoyo de organizaciones ni mucho menos autoridades, a diferencia de lo que busca proyectar la película, en la que Emilia se convierte en una figura muy mediática sin riesgos y recibe ayuda desinteresada de criminales y corruptos.
A ello, la audiencia también añade que este asunto tan delicado para México, el cual continúa trayendo mucho dolor a miles de familias, no debió retratarse en un musical. Incluso amantes del género han expresado su disgusto hacia las canciones, pues las sienten incómodas y mal traducidas, ya que no riman ni se sienten naturales en español.
Por otro lado, también se le ha reprochado al filme su desacertada representación de la comunidad trans. La premisa de que al transicionar de género, el hombre criminal y violento se convierte en una mujer benevolente que no necesita pagar por todos sus malos actos ha causado indignación al mostrar un retroceso en la visibilidad trans, sobre todo porque a lo largo de la trama se insinúa que el “Manitas” en realidad nunca murió, como si fuera un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer.

Asimismo, miembros de la comunidad LGBTQ+ afirman que la proyección expone estereotipos e invalida totalmente el verdadero proceso de transición que viven estas personas, reduciéndolo a tratamientos hormonales y operaciones (las cuales incluso se realizan en una misma noche según el guion).
Escenas como la de la clínica de cambio de sexo, donde se cantan las líneas “man to woman, from penis to vagina” o la imagen de Emilia completamente vendada luego de las cirugías refuerzan esta caricaturización. En respuesta a la gran polémica que vino con todas estas críticas, el director expresó sus disculpas “por si hay cosas que parecen chocantes” en la obra.
Sin embargo, también han recorrido el mundo declaraciones en las que confiesa que las grabaciones no fueron en México porque no se acercaban a la imagen “más estilizada” que él tenía del país, y que no necesitó investigar mucho sobre la cultura porque “lo que tenía que entender, ya lo sabía un poco”.
Las palabras que recientemente volvieron a causar revuelo fue su comentario respecto al idioma español, en el que afirmó que se trata de “una lengua de países emergentes, de países modestos, de gente pobre y migrantes”. Esto impulsó aún más la campaña de desagrado hacia la película, la cual avanza cada día más.

Pero eso no sería todo, ya que la protagonista Karla Sofía Gascón también se encuentra en el ojo público debido a su actitud soberbia, sus comentarios despectivos hacia quienes juzgan la película y una ola de tweets pasados en los que realiza comentarios cuestionables respecto a distintos grupos sociales y celebridades. La noticia escaló tanto que la actriz no asistirá a la gala de los Goya, Netflix le retiró todo apoyo económico y se canceló la publicación de su autobiografía.
La película aún causa controversia y creativas respuestas por parte de la audiencia, como la parodia Johanne Sacreblu dirigida por la mexicana Camila D. Aurora, quien afirma que esa es su protesta frente a las ofensas expresadas en Emilia Pérez. La obra ha tenido tanta acogida, que supera los tres millones de reproducciones en Youtube y se estrenó en las pantallas grandes de Cinedot.

Realmente hay mucho que decir sobre esta película y su repercusión a nivel mundial, pero definitivamente la gran incógnita es ¿finalmente Emilia Pérez conseguirá el anhelado Oscar?
Deja una respuesta