El segundo combate entre Cody Rhodes y Roman Reigns será recordado como uno de los eventos centrales más anticipados en los 40 años de historia de Wrestlemania. Acción desenfrenada, intervenciones a por montón y un círculo por cerrar convierten a este enfrentamiento en una experiencia única para entendidos y extraños de la lucha libre.
La lucha libre se diferencia del resto de competencias deportivas por su capacidad de contar historias teniendo como principal elemento narrativo la acción que ocurre dentro de un ring. Antes de los diálogos, se recurren a los llaveos, las contralonas y los saltos desde la tercera cuerda para generar emociones en el público, conformado por miles en las tribunas y millones detrás de una pantalla.
La mayoría de estas historias consisten en rivalidades entre dos luchadores. Cada uno ocupa un rol distinto: el face contra el heel, el bueno contra el malo, al que aplauden contra el que abuchean, el justo contra el tramposo o, en este caso, Cody contra Roman. La intensidad aumenta cuando es un título el que está en juego, sobre todo si es el campeonato indiscutido de la WWE, la presea más importante de este deporte espectáculo.
El 7 de abril del 2024, el Lincoln Financial Field Stadium albergó una de las luchas más surreales y emotivas que he visto. Contra viento y marea, Cody Rhodes tenía una segunda – y última- oportunidad de ser campeón mundial, logro que su padre, Dusty Rhodes, mejor conocido como “The American Dream”, jamás pudo conseguir. Para ello debía derrotar al invencible Roman Reigns, quien esa noche sumaba 1316 días como campeón. El momento y lugar no podían ser mejores: la lucha principal de la segunda noche de Wrestlemania 40, el evento que paraliza a toda la industria durante todo un fin de semana.
Renato Chicasaca, youtuber y redactor del medio Turn Heel Wrestling, considera que Cody Rhodes ha logrado establecerse como el principal babyface de la WWE porque los fans han podido ver cómo ha crecido como luchador, a pesar de afrontar años de fracasos. “Su historia se puede extrapolar a la vida real: te pueden decir que eres bueno en algo y al final las cosas no salen como quieres.”, señala.
Marcelo Da Ros, creador de contenido bajo el nombre de @cholowrestling, considera que, al ver cómo su legado se ha forjado en diferentes compañías independientes alrededor del mundo, resulta imposible para los fans no empatizar con él. “Hemos visto su lucha para recorrer el camino para llegar a lugares que le dijeron que no podía”, manifiesta.
Esta evolución de indeseable a innegable, lo convirtió en el retador indicado por Roman, quien no se cansaba de vencer a todo dios que le hiciera frente. Debido a la larga duración de su reinado, Da Ros y Chicasaca coinciden en que eran contadas las ocasiones en las sentían que existía un peligro real de que pierda el campeonato.
Luego de una dolorosa derrota en la primera noche de Wrestlemania 40 ante Reigns y The Rock, “The American Nightmare” aparecía en el escenario llevando en la cabeza una calavera en blanco y dorado, colores que contrastan con el tradicional diseño rojo y azul. Este cambio puede hacer referencia a la realeza de su familia, como lo indica el inicio de su tema de entrada, y el trono al que aspira llegar.
Cody siempre ha sido un luchador de conexiones -con su familia, el público y la lucha libre- y su entrada es fiel muestra de ello. Le entrega su correa de levantamiento a un niño, mostrando su eterno agradecimiento a los fans, quienes se encargan de hacer notar su apoyo en redes con el hashtag #WeWantCody.
Esta tendencia nace a partir de que The Rock intenta reemplazar a Rhodes en la lucha titular para ser él quién se lleve el oro al final. El desacuerdo fue tan notorio que trascendió la propia comunidad de la lucha. Las redes sociales se inundan de memes y publicaciones exigiendo que Cody termine su historia. Incluso las cuentas y los grupos más ajenos a la lucha libre empiezan a enterarse de la rivalidad.
Desde su regreso en enero, la presencia de The Rock provocó controversia por la posibilidad de que él sea el retador al título de Roman. Luego de la campaña #WeWantCody, estaba claro que ese no era el camino a seguir. Renato explica que el rechazo ocurre porque ya había un retador establecido. Quizás hace unos años hubiese sido el ideal para destronar a Roman, pero ahora ya no era su momento.
Marcelo recuerda que programas como “A Presión” empezaron a recibir comentarios masivos pidiendo que los conductores hablen del feudo. “No pararon de comentar el tema por casi 40 minutos. La WWE llegó al mainstream como solo suele ocurrir días previos a eventos importantes, como Royal Rumble o el propio Wrestlemania”, manifiesta el creador de contenido.
Antes de subir al cuadrilátero, encuentra a su madre en primera fila y la abraza, probando la estrecha relación con su familia, a quienes busca enorgullecer. Ya en el ring, se arrodilla y besa la lona, costumbre en cada una de sus apariciones. Esto evidencia el inmenso respeto que tiene por la lucha libre, la cual entiende como su más grande pasión y forma de ganarse la vida. Con los principios bien marcados, el público de su lado y la familia presente, el retador está listo para la guerra.
Los vítores de los fans incrementan apenas suena la música de Roman Reigns. Los dedos índices de miles de fanáticos se levantan mientras ingresa “The Tribal Chief”, que está a punto de afrontar su noveno evento central de Wrestlemania, marca superior a cualquier récord de luchadores como Hulk Hogan, Triple H o Stone Cold.
La cámara lo enfoca, alza el título, la pirotecnia se desata mientras sus seguidores gritan su nombre, que también aparece en todas las pantallas del estadio. Todos lo miran únicamente a él, y él disfruta de este reconocimiento, se siente a niveles por encima del resto. “Un luchador que nació para momentos como estos”, menciona el comentarista Corey Graves durante la entrada del campeón de la WWE, quien proviene de la milenaria dinastía samoana, cuna de grandes referentes de la empresa.
Su reinado ha soportado una pandemia, superestrellas, demonios y luchas con diferentes estipulaciones. Sin embargo, hasta lo bueno puede llegar a cansar. Los días pasaban, nuevos récords se establecen y más abucheos empezaban a venir del público, quienes empezaban a aburrise. Alonso Pahuacho, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y ferviente fan de la lucha libre, menciona que esta disconformidad solo aumentaba cuando la única forma de ganar de Roman era mediante trampas, que a su juicio resultaban innecesarias.
La campana suena y el combate inicia a la par de los cánticos a favor de Cody, quien se muestra más seguro de sí mismo a comparación de la pelea del año pasado, la que perdió por una intervención de Solo Sikoa, miembro de “The Bloodline». Se trata de un descuido que el retador no puede volver a cometer. Pahuacho resalta que esta narrativa del héroe postmoderno, quien logra reconstruirse luego de la derrota, es la que permite al público empatizar con Rhodes. Nada ni -especialmente- nadie lo va detener en esta ocasión.
Desde el comienzo, Rhodes presenta una actitud agresiva, por lo que intenta tomar la delantera mediante llaveos y golpes rápidos. Sin embargo, un potente clothesline de Roman lo lleva a la lona. El campeón asume el control inicial del combate, cuya acción es llevada fuera del ring en cuestión de minutos.
La pesadilla americana saca una mesa, que es devuelta debajo de las faldas del ring por Roman, quien logra detener a su adversario. Y es que, si bien la lucha se rige a las reglas de “The Bloodline”, que permiten el uso de todo tipo de armas, el jefe tribal tiene claro que estas libertades solo se usarán cuando él quiera. Así han sido la mayoría de sus defensas titulares desde que obtuvo el campeonato en agosto del 2020. Varios meses han pasado e incontables combatientes trataron de quitarle el título sin éxito desde entonces.
Roman lanza a Cody por encima de las barricadas. La lucha se dirige a la zona de ringside, donde el campeón mundial intenta impactar a Rhodes contra una mesa cercana. Luego de mofarse de sus detractores, busca realizar un suplex, que es revertido y termina dañando al jefe tribal. Ahora, la pesadilla americana está más cerca del público, alimenta su espíritu y devuelve el combate al ring.
El samoano sigue dominando la lucha a través de bombazos y llaves de sumisión. Es tal su deseo de retener que no duda en asfixiar por unos segundos a su rival usando las cuerdas, mientras le recuerda efusivamente que WWE es su compañía. Sin embargo, Cody no hacía más que aumentar su resistencia y sus ganas de seguir luchando, lo que provoca que los fanáticos lo aplaudan cada vez más fuerte. Este panorama empieza a desesperar al campeón, quien empieza a recibir más golpes.
En un momento de improvisación, Reigns roba una página de su libro tras aplicarle un Cross Rhodes, su propio remate. Esto le permite controlar de nuevo el combate, sus ataques empiezan a ser más devastadores. El jefe tribal lanza con un bombazo a la mesa de comentaristas a su oponente, quien es devuelto al ring para recibir un Superman Punch. A pesar de quedar gravemente aturdido, el nacido en la ciudad de Georgia impide que la cuenta llegue a 3.
Roman no tiene de otra, sabe que debe recurrir a la lanza, su movimiento más letal, el que le ha permitido ganar innumerables luchas y diferentes campeonatos. Realiza su tradicional grito antes de ir a toda velocidad contra Cody, quien logra revertir el remate. Se impulsa contra las cuerdas y logra conectar una lanza contra el propio Roman. El karma rápidamente apareció en Philadelphia.
Posteriormente, The American Nightmare logra ejecutar un Cross Rhodes, pero no es suficiente. Si algo aprendió del combate del año pasado es que Roman solo cae con 3 remates seguidos. Cuando va a aplicar el movimiento otra vez, una superkick de Jimmy Uso lo detiene. Como era de esperarse, la ayuda para el campeón empieza a llegar.
Los abucheos bajan a montones desde las gradas, pero repentinamente se vuelven vítores al ver llegar a Jey Uso. El exmiembro de “The Bloodline” aleja a su hermano del ring y se lanza junto a él desde lo alto de la rampa. Ambos quedan neutralizados y la lucha prosigue.
Reigns intenta la guillotina, llave de sumisión con la que desmaya a su oponente usando sus brazos. Sin embargo, Cody rompe su agarre luego de empujarlo contra una de las esquinas. Arroja al campeón fuera del cuadrilátero para aplicarle otra lanza, esta vez contra las barricadas, otro movimiento clásico de Reigns. El reinado del jefe tribal comienza a temblar tras recibir 2 Cross Rhodes consecutivos dentro del ring.
Cody lo tiene a su merced, debe terminar el combate con otro remate, el definitivo, pero, segundos antes de conseguirlo, Solo Sikoa lo ataca con un Samoan Spike. Le exige a Roman que acabe la lucha, por lo que levanta al retador para que sea impactado con una lanza. La trampa es similar a la vista en Wrestlemania 39, pero el resultado es distinto. Esta vez, la cuenta del árbitro no terminó. El retador no piensa caer de la misma forma que hace un año.
Solo debe pensar en otra estrategia, pero ya no le queda tiempo. Cuando nadie lo esperaba – y mucho menos lo podía ver – John Cena corre directamente al ring, mientras los comentaristas se vuelven locos. El 16 veces campeón mundial aplica su popular Attitude Adjustment a Roman y luego envía a Sikoa directo contra la segunda mesa de comentaristas. Nuevamente, la balanza quedaba equiparada.
Los fans apenas asimilaban la presencia del rapero mayor cuando aparece The Rock, mano derecha de Roman en los últimos meses, para imponer orden con sus propias manos. El último acto del combate nos regalaba un nuevo careo entre el líder de la “Cenation” y “The Final Boss» 11 años después. Cena intenta conectar el primer golpe, que es interceptado por un Rock Bottom que lo deja fuera de combate.
A pesar de no competir por el campeonato mundial, el legendario luchador logró reinventarse al volverse heel y así potenciar la rivalidad, al punto en el que él parecía ser el rival principal de Cody. Pahuacho señala que fue una jugada que benefició a todos pues permitió a los fans verlo pelear sin involucrarse en planes titulares.
El campeón del pueblo se acerca a Rhodes para castigarlo con el cinturón de “Mama Rhodes”, el mismo que bañó de sangre unas semanas antes. De repente, la intro de The Shield resuena en todo el estadio. La intriga colmó la mente del público ante un potencial regreso de Dean Ambrose, también conocido como Jon Moxley en All Elite Wrestling. Con todo lo que había ocurrido hasta el momento, cualquier aparición era posible.
Quien interviene ahora es Seth Rollins, quien viste nuevamente con botas y chaleco. Aprovechando el desconcierto, logra ingresar al ring con una silla. Sin embargo, Roman le aplica un Superman Punch apenas lo ve llegar. Queda noqueado en la lona, incapaz de moverse; Sin embargo, su objetivo ya estaba cumplido. Solo era cuestión de tiempo para que su intervención fuera efectiva.
The Rock nuevamente queda frente a Cody, todavía indefenso y cansado. Le pide que se levante, como si quisiera que vuelva a la vida para acabar con él de forma definitiva. Su postura amenazante cambia a la par que el sonido de una campana hace que todas las luces del lugar se apaguen. El público sabe lo que viene: The Undertaker ha vuelto.
El hombre muerto aparece detrás del campeón del pueblo, quien atacó sin éxito. Una garra de ultratumba lo neutraliza. Las aspiraciones de The Rock pasaron de enfrentar a su primo por el campeonato mundial a desaparecer junto al enterrador cuando el recinto queda otra vez a oscuras. La luz aparece de nuevo, ambas leyendas ya no están en el cuadrilátero.
Todas estas apariciones generaron diversos comentarios, la mayoría positivos. No obstante, existen opiniones que las calificaron de exageradas o carentes de sentido. ¿Por qué The Undertaker ayudaría a Cody? ¿Por qué aparecen ahora y no en luchas pasadas? ¿Eran realmente necesarias? Para Alejandro Gomez, periodista deportivo y conductor del podcast “Último Hombre en pie”, una historia de este calibre ameritaba que su final sea tan caótico y nostálgico como se pudiese. Chicasaca concuerda y añade que era de esperarse que la WWE prepare una secuencia tan emotiva por los 40 años de Wrestlemania. “Había que hacer historia”, justifica.
Luego de 5 minutos intensos de intervenciones para ambos bandos, Cody y Roman retoman el protagonismo del combate. Entre ellos está la silla que trajo Rollins: quien la tome y la use contra el otro, tendrá el combate en su bolsillo. Reigns gana la contienda y consigue levantarse con el arma en mano. Todo parece decidido.
Rhodes está de espaldas, tratando de levantarse para seguir luchando. Son segundos de vulnerabilidad que Roman tiene que aprovechar. Un silletazo a la espalda y tiene la lucha ganada. Es un plan casi perfecto, que terminó de diluirse apenas la vista del jefe tribal apunta a un Rollins que también intenta ponerse de pie. Verlo con la vestimenta de “The Shield” provoca que su insaciable hambre de venganza nuble su juicio.
“The Tribal Chief” aún no es capaz de superar la traición de Seth, quien rompió la confianza de sus amigos con un silletazo. El rencor dirige sus acciones, por lo que la silla termina por golpear a su ex compañero de equipo. Esta decisión marcaría de forma irrevocable el destino final del enfrentamiento.
No importa cuántas veces lo golpee, derrumbe o trate de evitarlo, para Renato, Reigns solo podrá pasar de página una vez que derrote limpiamente a su ex mejor amigo. Alex opina que la historia de “The Shield» aún puede desarrollarse, con un futuro enfrentamiento entre el samoano y Rollins. Solo así, el nacido en la ciudad de Pensacola, en Florida, acabará con su trauma.
Roman busca aplicar otra lanza, pero Cody ya está reincorporado y listo para terminar su historia. Detiene la carrera en seco con una patada a la cabeza para luego realizar dos Cross Rhodes al hilo. No suelta el agarre y levanta lentamente el cuerpo de su rival. En el centro del ring, no hay samoanos en la costa. La energía de Reigns se desvanece. Toma impulso y por fin logra ejecutar un tercer remate. La cuenta del árbitro empieza, el resultado es inevitable. El conteo llega a 3, la campana suena, una ligera sonrisa se esboza en el rostro del ahora ex campeón de la WWE: su reinado acabó.
El júbilo se desborda en las tribunas y en la voz de la anunciadora Samantha Irvin, quien nombra entre lágrimas al nuevo monarca de la empresa. El experimentado referee Charles Robinson le otorga el título por el que tanto se sacrificó y levanta su brazo en señal de victoria. Sus ojos apuntan al cielo, sabiendo que el sueño americano, Dusty Rhodes, lo está observando. Desde su partida, todo esfuerzo de la pesadilla americana fue dirigido a honrar a su padre, tanto dentro como fuera de la WWE.
Cody es levantado en hombros por Jey Uso y Sami Zayn, dos de sus principales aliados durante la lucha contra “The Bloodline», cuya dictadura por fin termina. Más luchadores llegan al cuadrilátero, uniéndose a la celebración del soberano, quien decide entregarle la presea a su madre, cumpliendo la promesa de que los Rhodes tendrían a un campeón mundial en su árbol genealógico. En sus primeras palabras como triunfador, llama a Triple H, jefe de operaciones, para agradecerle por su apoyo desde que regresó. Ambos se abrazan en una postal imposible de imaginar unos años atrás.
Por su parte, Roman se retira lentamente del ring, abraza a Paul Heyman, su fiel consejero y amigo de vida. Lo más seguro es que se tome un descanso antes de volver a amarrarse las botas. Alejandro considera que está lejos de ser el final de su carrera. Y es que, al ser la superestrella más influyente de los últimos años, todavía tiene muchas historias que contar. Solo el tiempo nos dirá qué es lo próximo para el samoano, quien ha logrado que el público pase de odiarlo a corear su nombre y reclamar su presencia.
El hijo pródigo volvió, terminó su historia y será el encargado de conducir la nueva era de la WWE. Los tiempos difíciles lo forjaron como un mejor hombre, el que siempre estuvo destinado a ser. La vida le arrebató sus sueños, para jamás su nombre. Sus fans lo siguieron desde la escena independiente hasta la cúspide de la empresa más importante de lucha libre en el mundo. Trascendió el polvo de estrellas y ha construido su imperio.
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