
Llegamos a la mitad de las eliminatorias para el mundial que se realizará en Estados Unidos, Canadá y México el 2026, y nuestra bicolor sigue al fondo de la tabla. El último partido del 10 de setiembre ha sido particularmente complejo para la bicolor, tras la derrota con Ecuador. Mientras que, en la misma fecha eliminatoria, las otras selecciones “outsiders” dieron la sorpresa derrotando a selecciones más fuertes: Colombia ganándole 1-0 a Argentina en Barranquilla y rompiendo el invicto de la albiceleste, Paraguay venciendo por 1-0 a una débil Brasil en Asunción y, el caso más sorprendente, Bolivia pulverizando a la selección chilena por 2-1 en Santiago de Chile, siendo la primera vez en 36 años que la selección del altiplano vence como visitante.
No se sabe realmente a quiénes podemos culpar por esta seguidilla de derrotas y resultados adversos: a Fossati, por no realizar una dirección adecuada y estar a la altura de los encuentros; a los jugadores, por no dar el mayor esfuerzo como en encuentros anteriores y al menos evitar una derrota más, o a Lozano por seguir causando el clima de inacción dentro de la Federación.

En estas eliminatorias en las que, por primera vez, se disputarán 6 cupos directos (actualmente ocupados por Argentina, Colombia, Uruguay, Ecuador, Brasil y Venezuela) y un cupo de repechaje (ocupado actualmente por Bolivia), nos ubicamos en último lugar: sin ganar uno solo de los 8 partidos disputados y con apenas 3 puntos en nuestro haber. De estos partidos, tres terminaron en empate (ante Paraguay, Venezuela y Colombia) y los otros cinco (ante Brasil, Chile, Argentina, Bolivia y Ecuador) terminaron en derrotas, siendo las más vergonzosas las que ocurrieron en cancha local frente a la canarinha (1-0) y la albiceleste (1-0). Es cierto que, luego de la gran hazaña de la clasificación a Rusia 2018, y de la frustrada clasificación a Qatar 2022, tenemos aún añoranza de participar en el próximo mundial.
Nuestras esperanzas están puestas en que la bicolor pueda realizar una campaña impecable en la segunda mitad de las clasificatorias. “Matemáticamente” hablando, tendríamos que ganar más de la mitad de los partidos que nos sobran (10 en total), y evitar perder por diferencias de goles en contra abultadas (superiores al 2-0). Otro aspecto importante a destacar es la media de edad del plantel peruano: 28,5 años. No se observa un recambio generacional adecuado y todavía seguimos confiando en futbolistas cuya su mejor etapa futbolística ya pasó, siendo Paolo Guerrero el ejemplo más resaltante. Es necesario darle oportunidades a talentos jóvenes, formados adecuadamente en canteras, y que tengan el ánimo de defender los colores de nuestra camiseta.

Se sabe que las clasificatorias sudamericanas son un camino difícil que tendrá que tomarse con seriedad, evitando que las malas decisiones de los directivos, así como los egos personales de los involucrados en la selección, terminen por destruir lo poco que nos queda de competitividad y oportunidad de llegar a la siguiente copa mundial.

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