Luis Gómez de la Torre, el domador de olas gigantes que revoluciona el surf en Latinoamérica

A dos años de su conquista de las enormes olas de la villa Nazaré, en la costa oeste de Portugal, el tablista profesional y empresario peruano de 31 años continúa revolucionando el surf en la región. Además de su éxito deportivo, ha desarrollado una innovadora aplicación móvil que permite monitorear en tiempo real el estado de las olas en más de 50 playas de Perú, Chile y Panamá. En entrevista exclusiva con Departe, el joven tablista devela las claves de su éxito deportivo y empresarial, y comparte las principales novedades que traerá su aplicación móvil en próximas actualizaciones.

Arte: Valeria Fernandez

A inicios de 2023, una escalofriante noticia conmocionó al mundo del surf: el legendario tablista brasileño Márcio Freire, considerado uno de los pioneros en la conquista de olas gigantes, murió mientras desafiaba las enormes olas de la villa Nazaré, en la costa oeste de Portugal, mundialmente conocidas por superar los 30 metros de altura. 

Según los informes, el deportista de 47 años, uno de los protagonistas del célebre documental Mag Dogs (2016), se cayó mientras practicaba surf con remolque, una técnica de asistencia artificial, con moto acuática o helicóptero, que permite a los surfistas capturar olas más rápido de lo que podrían hacer remando a mano. Tras el accidente, su cuerpo fue trasladado de regreso a la playa, donde le detectaron un paro cardiorrespiratorio, pero los rescatistas no pudieron reanimarlo y lo declararon muerto.

La noticia llegó pronto a oídos del surfista peruano Luis Gómez de la Torre, de 29 años, que había arribado recientemente a Portugal, tras un largo periplo por Europa, con el deseo de surfear aquellas imponentes olas y cumplir el mayor sueño de su vida. El deportista, muy conmovido por la tragedia, reflexionó seriamente sobre la viabilidad de su proyecto y la posibilidad de modificar su calendario. 

Al día siguiente, sin embargo, guiado por su instinto competitivo y omitiendo las múltiples advertencias de sus compañeros, decidió tomar su tabla y domar aquellas olas monstruosas que, por desgracia, se habían cobrado la vida de su compañero de profesión.

Cazando al monstruo de Nazaré

Corrían los primeros días de enero. El invierno en Portugal estaba por llegar a su fin, y el pronóstico de las olas gigantes en la villa Nazaré, que cada año atraen a los surfistas más intrépidos de todo el mundo, dejaría de ser favorable en pocas semanas. Luis lo tenía claro: no había tiempo que perder. Los años de intensa preparación física y mental, así como el extenuante trajín del viaje, no podían ser en vano.  

En la fría mañana del 7 de enero, el tablista pisó junto a sus compañeros la arena de la playa de Nazaré, un pequeño pueblo pesquero ubicado a 100 kilómetros al norte de Lisboa, la capital de Portugal. A primera vista, el horizonte parecía perfilado por pintorescas montañas nevadas cuyos picos helados se difuminaban con el cielo gris y los últimos rastros de neblina; pero, en realidad, se trataban de olas monstruosas, coronadas por penachos de espuma blanca, que lanzaban su advertencia hasta al corazón más intrépido con el feroz rugido que soltaban al romperse entre las rocas de un peñasco cercano, creando un extenso manto de espuma marina.

Frente a este espectáculo sobrecogedor, casi apocalíptico, cualquier corazón valiente habría vacilado más de una vez, por un natural instinto de supervivencia. No fue así el caso de Luis. Mostrando el mismo coraje, determinación y nervios de acero con los que domó incontables olas gigantes alrededor del mundo, se remolcó al mar bravío con ayuda de una moto acuática y, aferrado a su tabla, braceó con todas sus fuerzas, como si luchara contra la poderosa corriente de un río caudaloso.

Tras unos intentos fallidos, se puso de pie en su tabla y logró cazar una ola, desapareciendo poco después bajo su densa y espumosa cresta, ante la mirada atónita de sus colegas, quienes lo observaban desde un fuerte situado en la cima de un morro cercano.

El secreto de las olas gigantes en Nazaré es un valle submarino que funciona como una especie de embudo que intensifica la fuerza de las olas, llevándolas hacia la playa. Foto: My Portugal Holiday.com

Transcurrieron los segundos y Luis no asomaba entre las olas. Arreció la ventisca y el mar se mostró más indómito que nunca. La espera se hacía eterna y, por un instante, la angustia hizo pensar lo peor; sin embargo, la esperanza renació enseguida al vislumbrar una fina estela de espuma que surcaba velozmente la ola, cuya altura ya se alzaba hasta los 20 metros, según confirmó más tarde la World Surf League (WSL). 

Para sorpresa y alivio de todos, era Luis quien surfeaba diestramente el túnel de la ola, con una increíble rapidez y equilibrio, desafiando a la muerte en cada instante con giros bruscos y deslizamientos oblicuos en los que parecía burlar a la gravedad. 

Aunque era invierno, en lo alto del cielo azul ya brillaba un sol radiante, como presagio del triunfo de sus sueños. Aquella mañana, el joven deportista hizo historia al establecer un nuevo récord nacional de surf extremo, y convertirse en el primer compatriota en domar aquellas olas salvajes que cada año atraen a miles de turistas de todo el mundo. 

“El éxito para mí no se mide con cuánto puedo llegar a ser o cuánto puedo facturar; al contrario, para mí el éxito es levantarme en las mañanas, estar contento, ir fluyendo, cerrar el día y mirar hacia atrás para comprobar si realmente hago las cosas que a mí me gustan”, declaró Luis en entrevista con Departe, evocando su primera impresión después de haber logrado aquella proeza.

El 7 de enero de 2023, Luis Gómez de la Torre se convirtió en el primer surfista peruano en domar una gigantesca ola de 20 metros en la playa de la villa Nazaré, en Portugal. Foto: Captura de pantalla de video de @cesinhafeliciano – Instagram.

Una intensa preparación física y mental

Las olas gigantes en la playa de Nazaré, meca del surf extremo, son originadas por el Cañón de Nazaré, un valle submarino de 5.000 metros de profundidad y una extensión de 230 kilómetros que funciona como una especie de embudo que intensifica la fuerza de las olas, llevándolas hacia la playa. 

Estas imponentes paredes de agua alcanzan su máximo esplendor entre los meses de noviembre a febrero, durante el invierno europeo. En esta época, las condiciones meteorológicas y oceanográficas son ideales para la formación de olas de gran tamaño. 

Con esta información, Luis programó la fecha de su gran empresa con años de antelación, e inició pronto una ardua preparación física y mental de la mano del nadador y exdeportista olímpico peruano Mauricio Fiol, uno de sus mejores amigos, quien le recordó el valor de la disciplina y la férrea determinación como pilares del éxito tanto en la vida como en el deporte.

“Mauricio tiene muchas habilidades que me nutrieron mucho”, destacó el deportista. “Aprendí mucho de la disciplina en el deporte, porque es una persona que, como nadador, debe tener la disciplina al 100%, al igual que en el surf. No puedes tenerla al 90%; de lo contrario, no funciona. En el surf no es así. Es posible que quizá no tengas tanta disciplina e igual seas bueno corriendo olas, pero si tú tienes mucha disciplina en este deporte, que fue lo que yo aprendí de él, uno mejora muchísimo”.

Durante años, su entrenamiento de alta intensidad consistió principalmente en rutinas de surf en el agua y largas sesiones de apnea, una técnica que le permitió mejorar su capacidad pulmonar hasta aguantar la respiración bajo el agua durante más de cuatro minutos. También realizó ejercicios de acondicionamiento físico, enfocados en fortalecer músculos, mejorar la flexibilidad y aumentar la resistencia. 

A pesar de su largo e intenso entrenamiento, Luis reconoció más tarde que nada podría haberlo preparado realmente para una situación tan nueva y extremadamente peligrosa como la que enfrentó aquella mañana en Nazaré, más aún considerando el funesto incidente del día previo. “El miedo que sentí en ese momento no lo había sentido nunca. No puedes estar preparado para algo que nunca has sentido. Eso es algo que haces en el momento instintivamente”, admitió Luis.

No obstante, el joven deportista enfatizó que la preparación mental fue un pilar fundamental para afrontar este gran desafío, sobre todo al momento de controlar la presión y mantenerse concentrado en ejecutar correctamente cada maniobra dentro de la ola, pues el más mínimo fallo habría supuesto, en el mejor de los casos, un grave accidente. 

“Uno no puede ver lo peor, pues se autoflagela. ¿Qué quiere decir? En esas situaciones, uno nunca debe pensar en negativo, en ningún momento. Siempre estoy pensando en positivo, así sea la peor de las situaciones”, señaló Luis.

Y así lo hizo cuando vivió el momento más crítico de aquella jornada en Nazaré, poco después de entrar al mar. Una vez remolcado por la moto acuática que lo llevó a su objetivo, el joven deportista quedó varado en medio de la ola y no pudo sumergirse a tiempo para ponerse a buen recaudo. Al voltear la cabeza, vio que la moto ya se había alejado a toda velocidad. Ahora estaba solo frente a la imponente ola.

Lejos de entrar en pánico, Luis demostró una vez más su espíritu audaz e impasible al tratar de sortear este obstáculo para luego correr la siguiente ola. Por fortuna, logró estabilizarse a tiempo en su tabla, se puso de pie y el resto es historia. “En ese momento quería seguir corriendo olas, quería seguir intentando. No me iba a rendir”, afirmó.

Desde los 13 años, Luis Gómez de la Torre ha consagrado su vida al surf de olas gigantes, una vertiente del surf en la que los tablistas reman o son remolcados hacia olas de al menos 20 pies de altura, en tablas de surf conocidas como «guns» o “towboards”. Foto: @luisgomezdelatorre – Instagram.

Desafíos en el surf peruano

La pasión por conquistar olas gigantes como las de Nazaré corre por la sangre de Luis. Natural de Piura, ciudad norteña que atesora muchas de las playas más emblemáticas del Perú, descubrió su amor por el surf a muy temprana edad, gracias al ejemplo de su padre, y desde los 13 años ha consagrado su vida a cazar olas gigantes (de al menos 6,2 metros de altura), que, según afirma, le inyectan una mayor dosis de adrenalina en comparación con las olas corrientes.

A pesar de los éxitos deportivos que cosechó desde temprana edad, Luis enfrentó diversos obstáculos y limitaciones para escalar a la élite del surf peruano. Uno de los principales, según el deportista, fue el bajo apoyo económico que, hasta la fecha, reciben los surfistas profesionales por parte de las autoridades del deporte nacional, aun cuando el Perú es considerado una potencia global en esta disciplina acuática, con campeones mundiales individuales y por equipos.

“Fue difícil dedicarme a esta disciplina porque los surfistas profesionales actuales tienen poco auspicio y pocos recursos para poder seguir el tour mundial o para escalar a través de las ligas menores”, lamentó Luis. “Tener una carrera profesional como surfista es muy difícil acá en Perú. Siempre debes tener algo atrás que te respalde, como el apoyo financiero de tu familia, un negocio personal o sacarte la lotería”.

Lecciones del deporte para la vida y el campo empresarial

Como surfista profesional de olas extremas, Luis ha forjado un admirable temple y resiliencia, además de cultivar diversos principios como la disciplina y el trabajo duro. Todas estas virtudes aplica, desde hace años, en su otra faceta: la de empresario exitoso comprometido con el desarrollo del surf peruano. 

Junto a su equipo de trabajo, Luis está revolucionando el mundo del surf con el desarrollo de Mis Olas, una aplicación móvil que permite a los deportistas y aficionados monitorear en tiempo real el estado de las olas en 50 playas de Perú, Chile y Panamá gracias a una amplia red de cámaras de alta resolución estratégicamente ubicadas.

Lanzada en 2021 en las plataformas Google Play y App Store, Mis Olas surgió como una innovadora propuesta de José Gómez de la Torre, hermano de Luis, ante la necesidad de los deportistas de verificar las condiciones del mar y elegir la playa de su preferencia para realizar sus entrenamientos, con la finalidad de ahorrar tiempo valioso en la búsqueda de las mejores olas.

A la fecha, las cámaras 4K de Mis Olas han sido desplegadas en 29 playas de Perú, 15 de Chile y 6 de Panamá, tras superar exitosamente las dificultades geográficas, y su alta resolución permite a los surfistas grabar, retroceder y generar clips de video de sus sesiones, así como observar varias playas en simultáneo mediante un sistema multicam.

La aplicación Mis Olas integra inteligencia artificial para monitorear el estado de las olas y realizar pronósticos del mar. Foto: Andina.

Como representante de Mis Olas, Luis Gómez destacó que esta app se distingue de plataformas similares por contar con una red autónoma para transmitir en vivo durante la mayor parte del día. 

Por otro lado, el también empresario destacó el enfoque de sostenibilidad y compromiso con la protección del medio ambiente de su proyecto, pues el 70% de sus cámaras funcionan con paneles solares cuyo mantenimiento es realizado una vez por semana. 

Además, su empresa ha reforzado su influencia ecológica mediante convenios con empresas y ONGs peruanas y extranjeras, contribuyendo con el cuidado del medio ambiente e incluso ayudando a rastrear la ruta migratoria de las ballenas.

Desde su lanzamiento en 2021, la aplicación cobró gran popularidad entre la comunidad del surf peruano y, principalmente, en las academias nacionales de este deporte, que hoy en día la utilizan masivamente para monitorear el estado de las olas y garantizar la calidad del dictado de clases a sus alumnos.

Reflexiones y metas a futuro

En el ámbito empresarial, Luis tiene como objetivos a largo plazo expandir la presencia y las operaciones de Mis Olas en más países costeros de la región y seguir promoviendo soluciones tecnológicas innovadoras, sostenibles y ecoamigables que contribuyan al desarrollo del surf peruano.

En el plano deportivo, el joven deportista aseguró que su implacable sed de gloria no se ha colmado con su proeza en Nazaré, pues ya viene preparándose arduamente para su próximo gran desafío: conquistar la ola de Teahupoo, situada en el sureste de la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, y conocida por ser una de las olas más potentes y peligrosas del planeta.

Finalmente, el deportista y empresario peruano aconsejó a los jóvenes que aspiran a seguir sus pasos cultivar la disciplina y el trabajo duro, ya sea en el deporte o los negocios, y no olvidarse de disfrutar al máximo cada momento y aprender a controlar la presión ante la adversidad. 

“Yo creo que ese es uno de los principales motivos por el cual uno tiene que hacer las cosas. Te tiene que gustar lo que haces y encontrarle sentido, pues la vida pasa muy rápido y hacer lo que no te gusta es una gran ironía”, concluyó el deportista.

Diego Sánchez Valdivia

Egresado de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Redactor periodístico en Departe.

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