
Escrita y dirigida por Bruno Ascenzo, esta película trata sobre la relación entre un arquitecto español y una mochilera en la ciudad del Cusco. Al principio tienen muchas diferencias, sobre todo en sus formas de pensar y ver el mundo, pero poco a poco van empatizando y entre ellos nace un vínculo amoroso.
Esta película me genera sensaciones encontradas. Es una buena producción para el Perú, pues abre las puertas para nuevas oportunidades cinematográficas a cargo de estudios como Netflix, pero no es una película destacable.

Se pueden enumerar muchos aspectos negativos en ella: no se logra empatizar con los protagonistas, existen incoherencias en el comportamiento de varios de ellos, hay muchos vacíos en la trama y aspectos muy forzados.
Respecto a la poca simpatía que generan los protagonistas, el papel interpretado por Stephanie Cayo (Ariana) no llega a cuajar del todo por la manera que tiene de pensar. El director (Bruno Ascenzo) intentó que la audiencia entendiera a Ariana mostrando su pasado, pero no tuvo éxito, pues el personaje terminó sintiéndose vacío y repetitivo.
Además, a lo largo de la película se anticipa que su historia nos va a conmover, pero, llegado el momento, no se entrega lo prometido: ni llena ni emociona. Sin embargo, destaco la actuación de Cayo, que me sorprendió gratamente al abordar de buena manera un personaje mal construido.
Por otro lado, el papel de Maxi Iglesias (Salvador) se lleva el peso de la película. Cuenta con una actuación completa, pero su mayor problema es la incoherencia y la rapidez con la que cambia de actitudes.
Otra falla del guión son sus vacíos: ¿Cómo es que el personaje de Wendy Ramos (Martina, conocido como “Lichi”) de pronto cambia de parecer con respecto a la venta de su casa? Se puede suponer que recapacitó mientras no estaba en pantalla, pero jamás queda claro el motivo de su nueva decisión.
Todo fue bastante apresurado e inesperado. No se trata de que los personajes digan todas las cosas que piensan, sino que sus acciones los muestren como son. Yendo más allá, Lichi no aporta mucho, por lo que en nada habría afectado a la trama si no hubiera estado en la película.

Luego de ver esta cinta, pensé en una que sí considero que logra hacer que parezca lógico, incluso necesario, que dos personajes opuestos se enamoren. Me refiero a ‘Locura de amor en Las Vegas’, protagonizada por Ashton Kutcher y Cameron Diaz. No es la mejor comedia romántica, pero el lado divertido de ambos personajes es empleado en situaciones ingeniosas y producen mucha risa y no llega a agotar
Es lógico que en muchas de las producciones peruanas se quiera enseñar la cultura del país, pero en “Hasta que nos volvamos a encontrar” se siente forzado. Se habla de la conquista, del cajón peruano, incluso de la pintura del noruego Edvard Munch y su relación con la cultura Paracas, y tantas otras cosas.
El Perú tiene muchas riquezas y a veces no son reconocidas. Pero en este largometraje no se dice esto de la manera más adecuada y termina sintiéndose como un bombardeo de información que no aporta a la trama. A veces, menos es más.
Escenas más cortas hubieran permitido tener más tiempo para desarrollar mejor a los personajes o mostrar cosas distintas, ya que en la película hay varias escenas fuera de contexto que rompen con el estilo de la narración. Es como si estuvieran ahí porque sí.
Pero, para rescatar algo positivo, menciono la fotografía, que es bastante buena, iluminada y permite apreciar los impresionantes paisajes del Cusco. Sin embargo, hay momentos en los que uno dice “wow, se ve bastante bien”, pero le falta transmitir emociones y este es el gran problema de muchas de las películas del cine peruano.
Y es que solo busca embellecer. Se ansía encuadrar bonito, componer bonito, pero se olvidan transmitir. Todo debe ser un conjunto, un embellecimiento que transmita y que, más que nada, esté al servicio de la historia, la escena y la situación.
A pesar de la decepción que me dejó “Hasta que nos volvamos a encontrar”, de todas formas puede brindar muchas oportunidades en el rubro cinematográfico (solo piensen en la taquilla que está teniendo en muchos países). Solo queda aprender de nuestros errores. Aprendamos. No repitamos. Hay que usar la autocrítica para decir “ya, esto no está bien, aquí se puede mejorar tal o cual cosa”.
Es muy bueno que una cadena prestigiosa y reconocida como Netflix se interese por un proyecto peruano y empiece a tomar en cuenta al país, pero hay que saber aprovechar la oportunidad. Es importante darse el tiempo necesario para ofrecer al mundo un gran producto y que, sobre todo, esté bien narrado.
Nos queda muchísimo por avanzar. Deben hacerse mejores historias. Hay que aprender a aprovechar las riquezas culturales del Perú. Hacer mejores historias funciona como una puerta para ser más reconocidos cinematográficamente. La puerta se abrirá aún más si la taquilla es más grande. Y así apostarán más seguido por nosotros.
Tráiler de la película “Hasta que nos volvamos a encontrar”:
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