
En esta entrevista, Camila Camargo Reyes, artista visual y fundadora de Ruvic Studio, nos cuenta el origen de su espacio multiuso y explica su importancia para la creación y el apoyo del arte independiente en Lima, ante la escasez de lugares céntricos para la producción artística.

¿Cómo nace Ruvic Studio? ¿Qué necesidad detectaste que te impulsó a crear este espacio? ¿Cuál es su importancia?
Ruvic Studio nace de una inquietud muy personal posterior a la pandemia. Me di cuenta de que los espacios para crear eran limitados o poco accesibles para artistas emergentes. Muchos colegas me contaban que no tenían lugar en sus casas para producir obras de gran formato, y que los espacios disponibles estaban concentrados en zonas como Barranco, muy lejos de donde viven. Por eso, la idea inicial fue generar un espacio céntrico, óptimo para crear, cercano y accesible.
El nombre proviene del popular cubo Rubik, es pensado como una metáfora artística y, sobre todo, un proyecto familiar: alude a lo múltiple, lo que cambia y se transforma. Es un espacio multiuso, funciona como galería, coworking y centro de producción, todo bajo un ambiente cálido de coordinación y comunidad. Siempre digo que es una “casita”, su importancia se encuentra en ser un lugar acogedor y colaborativo donde se valora el cuidado de todo lo que se construye.
¿Cuál es la misión de Ruvic Studio y qué motiva tu trabajo?
La misión de Ruvic Studio es convertirse en un espacio de crecimiento para cualquier persona, sea artista, estudiante o colaborador, a través de compartir experiencias en gestión cultural en un entorno seguro y colaborativo.
El mundo del arte puede ser muy competitivo, y eso a veces genera ambientes poco saludables. Lo que me motiva es la creación de un espacio de apoyo y aprendizaje y acoger a artistas emergentes y estudiantes, ofreciéndoles talleres y exposiciones. Es fundamental que puedan tener su primera experiencia profesional en un entorno seguro y colaborativo.
¿Cómo Ruvic Studio se vincula con la comunidad artística en Lima? ¿Qué beneficios ofreció ante la ausencia de lugares de producción artística?
En el crecimiento de Ruvic Studio recibí el apoyo de muchos artistas y amistades que avalaron el proyecto. Esther Yaurivilca, Zoly Segovia, Paul Suanibar y Zoraya Cánepa de Casa Rubens, respaldaron la iniciativa en la misión de descentralizar la cultura. En la PUCP también he encontrado una comunidad muy valiosa: compañeros, docentes y colaboradores que han participado activamente en nuestras actividades.
Uno de los principales beneficios fue la creación de una red que se conecta con la comunidad a través de talleres, exposiciones y proyectos en espacios públicos como la Biblioteca Nacional, la Huaca Huantille o la Municipalidad de Magdalena del Mar, enfocándose en crear un eje social y artístico que brinde oportunidades a quien lo necesite.
¿Qué impacto te gustaría que tuviera Ruvic Studio en el arte? ¿Qué expectativas tienes para el futuro?
Me gustaría que el impacto de Ruvic sea el de referente, que su modelo se replique en pequeñas o medianas “casitas” de producción distribuidas por toda la ciudad. Descentralizando la cultura y volviendo el arte algo cotidiano, parte del tejido urbano y social, tanto en Lima como en provincias.
Estamos pensando en realizar de dos a tres eventos grandes al año y nos sostenemos principalmente con los talleres y el alquiler de espacios de coworking. Espero que el esfuerzo sea una semilla de una gran transformación, que siga creciendo, evolucionando y adaptándose, sin perder su esencia: criar, cuidar y crecer.
