
Una de las festividades más esperadas por los puneños es la del Quqawi. Esta celebración consta de un compartir entre aquellos trabajadores de la tierra, una manera de retribución a la Pachamama mediante un ritual agrícola en conjunto. Allí se lleva a cabo esta actividad de forma distinta que en Moquegua, Tacna o Cusco, en donde los aspectos rituales y festivos se envuelven con el turístico. Esta es una fuerte manifestación cultural, expresión de la cosmología andina y vivencia comunitaria.

Durante los últimos años, Puno ha acentuado su vigor mediante las manifestaciones sociales contra el Gobierno, que han llevado a considerar esta región como “el epicentro de las protestas”. Dado que este hecho trajo consecuencias negativas para el turismo, el Consejo Regional de Cultura de Puno ha impulsado la masificación de la tradicional celebración del Quqawi mediante el evento “El Quqawi más largo del mundo”, que permite unificar a los ciudadanos y a su vez impulsar el turismo regional.

Cada año se revive este acontecimiento que exhibe la riqueza de la identidad cultural local; sin embargo, también ha sido objeto de críticas. Ana Maria Pino Jordan, promotora de La Casa del Corregidor y experta en temas de folklorización y campesinado, señaló el riesgo que representa muchas veces la globalización en las prácticas tradicionales como en este caso.
Expuso el panorama de la celebración: personas locales y turistas disfrutando de la cosecha mediante la nueva edición de “El Quqawi más largo del mundo”, que se extendía por 24 cuadras de la avenida Simón Bolívar. Lo que llamó la atención de la actividad fue la desvinculación que se tuvo a los valores ancestrales de esta práctica cultural. La mayoría de asistentes dejaron el lugar después del discurso de bienvenida y el recojo de los fiambres por medio de bolsas no cumplen con el motivo principal de la celebración: la cohesión social.

El Quqawi ha sido una manifestación de resistencia cultural frente a la modernización siendo una de las más importantes dentro del altiplano del Perú y Bolivia, y ha perdurado precisamente por el respeto a la trasmisión generacional y al interés de la comunidad por preservar sus prácticas ancestrales. La celebración y el entretenimiento propios de esta manifestación no deben ser excusa para no seguir los lineamientos que implica, al contrario, estos deben reafirmarse.
